Alternaba la mirada entre la ventana, -afuera llovía- y el interior del cuarto donde se encontraba, cualquiera que pasara por el exterior diría que la persona en la ventana tenía miedo , miedo de que lo que estuviera allí dentro desaparezca.
- sabes que desaparecerá - dijo una voz.
- ¿¡quién dijo eso!? ¿¡quién está ahí!? ¡responde! - exclamó sorprendida la temerosa figura, la voz traía consigo una perturbadora presencia.
- cálmate, no puedo hacerte nada. -
- ... - ¿no puedo hacerte nada?¿qué clase de respuesta es esa? se preguntó.
- de veras, no puedo tocarte ni tú a mí, pero ese no es el tema. Lo que tan recelosamente custodias desaparecerá cuando menos lo esperes -
- ¿quién eres?¿por qué apareciste?¿de dónde saliste?¿por qué dices esas cosas? - eran algunas de las miles de preguntas que se agolpaban en su frágil mente y no le permitían pensar con claridad.
- soy una especie de... digámosle Guardián. - apenas terminó de pronunciar la última vocal la presencia desapareció.
- Dioses... - susurró tapándose la boca, en ese instante supo que la voz se había ido junto con la presencia. Un pánico anormal invadió su escuálido cuerpo y dirigió la mirada lo más rápido que su débil columna cervical le permitió, hacia el cuarto.
Todo había desaparecido. El "Guardián" dejó una nota en medio del asfixiante espacio libre de la sala vacía, que contenía las siguientes palabras:
"Tu tiempo acabó hace mil seiscientos años, debiste informarme que la misión fracasó, nada te habría ocurrido, el chico no estaría muerto y ella no te estaría buscando como lo hace... Te desearía buena suerte... Si la suerte existiera."
viernes, 24 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario