sábado, 11 de septiembre de 2010
2:55 a.m.
Se divisaba claramente una habitación blanquísima, al fondo del pasillo la cual, al entrar, se encontraba llena de papeles arrugados, y una persona escribiendo en un escritorio, en el rincón. Pasaron dos horas aproximadamente y la persona ya no estaba, y la cantidad de papeles hechos bola había aumentado considerablemente. Lo extraño era que todos esos trozos rasgados y aplastados no poseían nada en su interior, ni una gota de tinta. Excepto el último pedazo, el más pequeño y desgastado, que contenía lo siguiente: "Frustración. Describe el momento exacto por el que estoy atravesando en estos días".
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