domingo, 20 de febrero de 2011
Ofiuco
Sólo déjame extrañar esa inexistente amistad, soñar con enviarte las millones de cartas que guardadas están en un cajón dentro de mi mente, recrear las miles de conversaciones que no emitieron sílaba alguna, recordar los cientos de abrazos dados a la almohada, cuando en realidad, eras tú quien los merecía y, por último, imaginar que te revelo las palabras que tengo atoradas en mi ser para que me recuerdes más que un vacío y desesperado intercambio de palabras profundas, más que una simple permuta de secretos mediodichos, más que una semana de saludos y despedidas... Más que... Una trivial persona que pedía disculpas por todo lo que hizo y lo que no hizo.
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